domingo, enero 09, 2005

Viajar y Renacer

Viajar siempre me pareció una manera de evolucionar, de mutar, de transformar el espíritu. Cuando uno viaja, algo cambia, aunque más no sea mínima e imperceptiblemente; la manera de ver el mundo, si culturas diferentes a la propia fueron visitadas; la forma en que nos relacionamos con los otros, si convivimos con personas; la manera de vestir, hablar o comer, si por alguna casualidad nos vimos influidos de tal forma que cambiamos nuestros hábitos. Así podría seguir enumerando algunas otras variaciones que nada tienen que ver con lo que pretendo explicar a través de este texto, pero que sirven para argumentar al respecto de mi idea.
El hecho de viajar, de alejarse de lo cotidiano, de romper con la rutina, procura una sensación de cambio, de borrón y cuenta nueva, de volver a empezar de cero, arrinconando todos lo errores y los malos tragos del pasado, para así, a modo de florecimiento, regresar como una nueva versión de la persona que solíamos ser, un modelo más reciente, más maduro, con más fuerzas y ganas, con proyectos y aspiraciones renovadas, con menos penas y más olvidos, sin tantos vacíos pero con afán de llenarlos, con más alegría aunque no más duradera, con menos tristeza y menor espacio para cobijarla. Viajar es renacer.
En una semana me voy a Brasil con amigos, y, a pesar de estar todavía en mi tierra natal, hace ya unos cuantos días que vengo experimentando diferentes sensaciones, contemplando otros horizontes, renovando mi espíritu. Extraño a personas como si ya me hubiese ido, y pienso si es que en realidad no habré vuelto recién de algún viaje. Imagino perfumes y dibujo sonrisas como si en verdad estuviesen lejos, pero me basta con mirar directo al corazón para darme cuenta de que están siempre allí. Me abrumo y me deprimo por distancias insalvables, cuando en realidad lo cercano y lo lejano se tocan en sus polos para permitir la lucidez. Me preocupo por nubes que hicieron sombra al sol de mi cielo, sin perdonarme por no haberlas soplado antes, pero sabiendo que el tiempo, sabio hacedor, le dio más brillo a mi sol, para que mi cielo finalmente tenga lo que amerita...Una semana. Un viaje. Otra realidad.

1 Comments:

At 3:55 a. m., Anonymous Anónimo said...

Sos muy muy turro... ahora ya me hiciste angustiar!!! Qué voy a hacer yo entre el 18 y el 21??? eh? eh? eh?
Los voy a extrañaaaaaarrr!!!!!
Más les vale que no hagan ABSOLUTAMENTE NADA NADAAAAA hasta q yo llegue, ok??
Brindo por el más absoluto aburrimiento entre el 18 y el 22 al mediodía!!!! jajajaaj
Besotes

Veruk@

 

Publicar un comentario

<< Home