domingo, marzo 27, 2005

Razones innecesarias para algo que tarde o temprano va a suceder.

¿Qué lleva a las mujeres a entregarse a un hombre por primera vez?
Es claro que pueden existir demasiadas respuestas a una pregunta no menos compleja, pero a decir verdad me he preguntado lo dicho en reiteradas ocasiones. No es algo que me preocupe en demasía, pero siempre trato de buscarle una explicación a las cosas en mi afán por conocer, por aprender, más cuando una aproximación a ello me permitiría entender un poco más (o un poco menos) al intrincado sexo femenino.
En charlas al respecto con mujeres de mi entorno, me he encontrado con una variedad inconmensurable de contestaciones propicias, entre las cuales recuerdo:
· Por amor, quizá la más trillada de todas las respuestas posibles. Ese “amor” que a los 16 años de edad las ha llevado a consumar el hecho resulta, con el tiempo, no ser ni tan grande ni tan duradero (como tantas otras cosas…), pero claro, ya es tarde para lo ocurrido: hay algunos pasajes de ida que se venden sin retorno.
· Por presión, de la propia pareja o incluso del entorno social. Este caso sí que responde a una carencia absoluta de convicción y fuerza de carácter. Nadie que haya contestado esto merecería disfrutar del sexo. Si Pepita se tira del puente ¿Vos también, nena?. Si a esa edad ya tenés el sí tan fácil, recordame que te llame a los 25…
· Por curiosidad, la más ocurrente de las respuestas, a mi entender. La chica en cuestión sentía curiosidad y no, no podía ser por la botánica, el ajedrez o la costura, tenía que ser por ese gustito tan afamado pero desconocido que tiene el sexo. Con suerte y esmero, encontremos a las futuras generaciones femeninas, deseosas por seguir conociendo…
· Por edad. Cual yogurt, las mujeres que contestaron esto se deben haber fijado una fecha de caducidad: “si a tal edad no debuté, me lanzo con cualquiera que esté bien dispuesto”. Un horror. Es decir, agradecidos, claro…pero ¿no les parece que, habiendo esperado tanto, será posible aguantar un poco más y encontrar al indicado?
· Por ligereza de cascos, la que más me gusta, sin dudas. Esto es una muestra clara de lo que es tener agallas al responder. “Tenía ganas y me las saqué” y sanseacabó. Mujeres como estas hacen falta, al menos en una sociedad repleta de prejuicios. Luego, le podremos encontrar muchísimas contras al hecho: desconocimiento del otro, ausencia de sentimientos (a largo plazo al menos), consecuencias indeseadas (en el entorno social, sobretodo), que mucha gente sepa tu teléfono, etc. Pero me sigue gustando.
· Por un descuido. ¡¿?! ¿Dormías desnuda y alguien se cayó con su pito dentro tuyo? ¿O qué? Mi Dios…las cosas que hay que escuchar.
· Por estados mentales y/o físicos deteriorados. Pastillitas, hierbas non sanctas, alcohol elevado en la sangre, coca-cola y aspirina (esto sí que es todo un mito) y algún tránsfuga esperando por el momento adecuado derivan en un inevitable “¡Oh, no!” a la madrugada siguiente. El que tiene un perro que lo ate, y el que no, que no. A hacerse cargo, que la vida es larga y dura (como tantas otras cosas…)
· Por razones de fuerza mayor. No es chistoso, pero por enfermedades terminales o fealdad cruel y absoluta. Si alguien sabe que va a morir, y aún es virgen, me parece loable que quiera experimentar al respecto. Sin pensarlo dos veces. Lo mismo si alguien es terriblemente fea, pero de esa fealdad que roza casi la abominación: hay oportunidades en esta vida que no hay que dejar pasar. A veces el cartero llama una vez sola, o ni llama.
Creo y espero no haber olvidado ninguna de las respuestas que escuché a lo largo de mis conversaciones; si a alguien se le ocurre o conoce otras, bienvenidas serán las colaboraciones.
A modo de conclusión, quiero decir que, personalmente, creo que cada cual es libre de hacer de su culo una bicicleta y prestarle una vuelta al que quiere. De todas maneras, considero al debut sexual femenino como algo trascendente y de suma importancia, algo digno de valorar y ser respetado, una bisagra de su persona y un voto de confianza por parte de ellas que merece máxima consideración: difícilmente una mujer olvide su primera vez y al otro involucrado en el tema. Pienso, y no creo estar equivocado, que dar ese paso inicial requiere de un proceso de selección exhaustivo, de un sometimiento a la crítica racional de prácticamente todo lo relacionado a ello y que, si una mujer accede a tener relaciones por primera vez, es porque en verdad alguna clase de sentimiento (enorme, poderoso, fantástico), hacia uno la ha impulsado. Es por ello que creo que de nada sirven los arrepentimientos, los auto-reproches y las amarguras posteriores, si lo que se hizo se hizo con amor, con ganas, con convicción, aunque el príncipe azul haya resultado ser sólo un sapo más.
A ustedes, gracias. A los demás, será hasta entonces.

P.D.: sigo sin entender a la que respondió lo del descuido…

jueves, marzo 10, 2005

Quimera y Realidad

El siguiente texto es una canción, aún sin terminar, que escribí hace algún tiempo. Espero les guste...


Cuando el sol no brille ya en mi mente
y sin ti tiemble mi alma,
buscaré una estrella refulgente
que devuelva la esperanza.

Cuando el dolor ocupe su lugar
y las sonrisas brillen por su ausencia,
volaré al país de la inconciencia:
así podré reír y por ti regresar.

Cuando el camino ya no sea estrecho
y en el pecho asome un frío polar,
el candor de tus caricias, yo sé,
me intentará curar, me intentará acercar.

Perdido en los mares de la utopía,
sin mas diosa que la anarquía de la razón
y sin más remedio que la desazón
sabiendo aquello que ya sabía, pregunté…

¿Por qué no he de poder volver
al lugar donde feliz he sido?
Si allí le encontré sentido
a morir y renacer, a vivir y perecer.

Y si algún día gana el corazón
y si algún día nos toca ganar,
tal vez, de la mano bajo el sol
podamos caminar, podamos desandar.