martes, noviembre 30, 2004

La novia imaginaria (u "¿Otro problema más para este siglo?").

El otro día, leyendo un post ajeno en un blog amigo, (para mayor info dar click al link "Isabela"), me puse a pensar al respecto de su contenido...
Yo no tengo sobrinos. Bah, tengo uno en camino, pero aún no cuenta: aún ni dice ni pregunta nada. Igual ya lo quiero. Doritas no conozco...
Cuando yo era pequeño, y ahora de grande pasa lo mismo, tener un amigo imaginario era para freaks, para bobos, locos y/o retrasados, por lo tanto, está, estaba y estará mal visto, a menos que seas católico o creas en Dios: él es el mejor amigo imaginario de casi todos los adultos. Ahora, si de tener una novia imaginaria se trata, eso sí que es de fracasado. O de onanista. O de ambas...
A pesar de ser básicamente racional y de no ser un parafrénico, no me puse a pensar en todas las desventajas de tener una novia imaginaria, ni en ausencias, ni en emociones coartadas. No, yo me puse a pensar en lo fabuloso que sería tener una novia de verdad, de carne y hueso, una perfecta, que me diera problemas, que tardara en arreglarse, que pudiera besar en su cumpleaños, una que no importara si lava, barre o plancha, pero que estuviese a mi lado...
"Ger!, Ger! Geeeeeeeeer!" el de 29 interrumpió mi viaje al paraíso de las relaciones amorosas. "Cortá internet que necesito el teléfono...y dejá de perder el tiempo en utopías". Tenía todos los argumentos en la mano para decirle al amado hermano que no eran utopías...pero, en realidad, mis argumentos son enclenques y, en realidad, yo a veces veo difícil que lo ficticio se vuelva verdad, yo quiero una novia empírica. Besar al aire no es lo mismo que besar unos labios tiernos y fuertes, no señor, no.
Y concluí: tener novias imaginarias es una cagada, realmente lo es...y abracé a mi muñeca de goma y así me quedé dormido.
Besos y hasta la próxima!!!

lunes, noviembre 15, 2004

Tomando el agua del vaso repleto.

"Y la vida siguió, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido".
Todo es como era antes. Componiendo una oda al conformismo, con Isa volvimos a la misma clase de relación que teníamos en el pasado. Otra vez me prometió venir, otra vez confié. En esta ocasión, me propuse hacerlo por última vez, y hasta fijé un plazo: antes de fin de año acá.
Con esto no pretendo tampoco parecer recio, superado, macho cabrío ni mucho menos, simplemente le doy una corrección al curso natural de los hechos, intento forjar mi propio destino, atorar en vez de dejar fluir.
Estoy a la defensiva, ya sé. Asumo, de todas formas, que con tiempo y buena predisposición, volveré a ser el de siempre. Mientras tanto, sigo esperando una vez más, y van...

viernes, noviembre 12, 2004

Premisas de un escritor decepcionado.

No importa cuán necias sean las palabras, mi oídos siempre están para escuchar. Yo soy de los que piensan que el conocimiento es poder: poder actuar, analizar, crecer, compartir, ordenar, comparar, confiar, etc. El conocimiento, el hecho de saber acerca de algo, te abre una gama de posibilidades que la ignorancia al respecto de ese algo no te permite. Se sobrentiende, por lo tanto, que siempre prefiero conocer a su tan restrictivo antónimo.
A su vez, y creo que aquí no hay posibilidad de equivocación, (vale decir, no es una opinión personal sino una apreciación que podrán realizar todos aquellos que me conozcan), siempre, pero absolutamente siempre, se puede hablar conmigo; de cualquier tema; en cualquier momento y lugar; de frente, sin vueltas, por más cruda que sea la verdad. Nunca me enojo, reflexiono, opino, contesto, refuto, comprendo, concuerdo, juzgo y hasta finalizo, manejo la acidez y el sarcasmo en niveles insospechados solo cuando es preciso, pero jamás pierdo la cordura, jamás insulto, jamás reniego. No soy así. De lo anterior, por consiguiente, se deduce que cuando hay algo para decirme, feo, lindo o intrascendente, no importa su razón, siempre puede ser dicho: soy franco, sincero, frontal, leal, honesto, (nadie me puede decir lo contrario aunque se que tengo mil defectos), y así como yo obro, ingenuamente espero lo mismo de los demás. Cuando esto no sucede, me siento defraudado.
Prefiero conocer y pretendo sinceridad absoluta, hasta aquí.
¿Qué es de la vida de Isabela? Se preguntarán ustedes. Pues bien: viajó, no llegó (problemas de pasaporte a mitad de camino), regresó a su país de origen, jamás me avisó nada. Ahá, pensaron bien: grave ERROR. Si no fuese por un amigo de ella, aún seguiría esperando algún tipo de noticia, o leyendo los avisos fúnebres, o imaginando qué sería de la vida de la bendita extranjera que me engañó tan fácilmente. Grave ERROR.
Esta situación, a pesar de haber roto con mis premisas anteriores, me hace pensar en otro tipo de falla, aún quizá más grave: ¿No se le ocurrió pensar en mí? Es decir, ¿Acaso no le importó qué podría estar pensando, sintiendo o esperando yo? Siento que me dejó librado a mi suerte, a mi suposición (quebrantando mi posibilidad de saber), siento que no se dio cuenta de que conmigo podría explicarse (una y mil ocasiones más, como tantas otras veces), que yo no me enojaría, ni la castigaría, ni sería descortés (desconociendo mi preferencia por el diálogo), pero por sobretodo pienso que le importó más su propio bienestar que mi actualidad. Y eso, honestamente, es lo que más me duele.
Mientras escribo esto, Isa está online. Mientras escribo esto, espero algo pero sin saber qué esperar. Mientras escribo esto, sueño con una redención del corazón, que no tarde en llegar.Besos y abrazos for everybody! Hasta la próxima.