domingo, enero 16, 2005

Será hasta entonces...

Me voy en 4 horas a Brasil. La verdad es que cuanto menos falta para salir, menos ganas tengo de irme. Sería algo así como una disminución de la alegría por el viaje directamente proporcional a la reducción del tiempo restante para irme, aunque inversamente equitativa con mis valores de ansiedad, extremadamente altos, por cierto.
El hecho es que me voy y, por lo tanto, no voy a renovar esto por unos cuantos días. Dados los hechos, al que quiera leer algo, que lea en retroactivo y punto y aparte.
Tips:
a) Cuando regrese, seguramente habrá novedades para contar. Algunas, ya previsibles...
b) Recuerdan a Isabela? Bueno, desapareció nuevamente, asumo que para no volver. Hasta cerró su Blog, tan bueno que solía ser. En fin, cada loco con su tema, aunque creo tener parte de la responsabilidad de su desvanecimiento.
c) Lo mejor para lo último: voy a ser tío. Mi hermana va a tener un nene, que es esperado para fines de Mayo, principios de Junio, y que se llamará seguramente Gennaro (sin comentarios, por favor). La verdad es que me pone muy contento la noticia, aunque debo admitir que tardé bastante en publicarla. Yo siempre fui el más chico de la casa, y ahora las cosas van a cambiar, finalmente y para bien. Es el primer sobrino, nieto, bisnieto y demás títulos de mi círculo cercano, por lo cual, la expectativa es grande. A mi me daba lo mismo que sea nene o nena, ya que lo voy a querer de todas formas. Si era nena, le iba a enseñar volley, handball, natación, gimnasia rítmica, le iba a leer cuentos, iba a inculcarle la pasión por la música, la iba a acompañar a la peluquería, iba a esperar pacientemente hasta que tuviese edad y la iba a llevar a bolichear conmigo, me iba a ganar a alguna amiguita, total...y me iba a asegurar de que no la tocara nadie hasta los 21, por supuesto. Como va a ser varoncito, le voy a inculcar la banda roja en el pecho, solo para molestar a mi cuñado bostero, le voy a enseñar muchos deportes, le voy a contar historias, lo voy a acompañar a hacerse tatuajes, si es que quiere, le voy a hablar de minas, vamos a salir a baliar juntos, lo voy a llevar a debutar, pero con chicas de las buenas, limpias, caras y esas cosas, voy a enseñarle a tocar guitarra y batería, voy a cantarle canciones, voy a mostrarle mis cd's, le voy a presentar mujeres, lo voy a aconsejar en la ropa, en el peinado, pero que él elija su propia onda (si sale darky, punk, rollinga o alterno, me mato), pero sobretodo, sobretodo y sobre todo, le voy a dar mucho amor, y voy a intentar de que crezca rodeado de esa forma y con valores, con pensamiento crítico, con libertad, con autonomía pero con apoyo y así, al menos en lo que a mí me toque, tratar de que sea un ser humano feliz.
Bueno, esto es el fin (pasajero). Ahora me despido, dejo abrazos y besos para todos. Como dice el título: "será hasta entonces"...

domingo, enero 09, 2005

Viajar y Renacer

Viajar siempre me pareció una manera de evolucionar, de mutar, de transformar el espíritu. Cuando uno viaja, algo cambia, aunque más no sea mínima e imperceptiblemente; la manera de ver el mundo, si culturas diferentes a la propia fueron visitadas; la forma en que nos relacionamos con los otros, si convivimos con personas; la manera de vestir, hablar o comer, si por alguna casualidad nos vimos influidos de tal forma que cambiamos nuestros hábitos. Así podría seguir enumerando algunas otras variaciones que nada tienen que ver con lo que pretendo explicar a través de este texto, pero que sirven para argumentar al respecto de mi idea.
El hecho de viajar, de alejarse de lo cotidiano, de romper con la rutina, procura una sensación de cambio, de borrón y cuenta nueva, de volver a empezar de cero, arrinconando todos lo errores y los malos tragos del pasado, para así, a modo de florecimiento, regresar como una nueva versión de la persona que solíamos ser, un modelo más reciente, más maduro, con más fuerzas y ganas, con proyectos y aspiraciones renovadas, con menos penas y más olvidos, sin tantos vacíos pero con afán de llenarlos, con más alegría aunque no más duradera, con menos tristeza y menor espacio para cobijarla. Viajar es renacer.
En una semana me voy a Brasil con amigos, y, a pesar de estar todavía en mi tierra natal, hace ya unos cuantos días que vengo experimentando diferentes sensaciones, contemplando otros horizontes, renovando mi espíritu. Extraño a personas como si ya me hubiese ido, y pienso si es que en realidad no habré vuelto recién de algún viaje. Imagino perfumes y dibujo sonrisas como si en verdad estuviesen lejos, pero me basta con mirar directo al corazón para darme cuenta de que están siempre allí. Me abrumo y me deprimo por distancias insalvables, cuando en realidad lo cercano y lo lejano se tocan en sus polos para permitir la lucidez. Me preocupo por nubes que hicieron sombra al sol de mi cielo, sin perdonarme por no haberlas soplado antes, pero sabiendo que el tiempo, sabio hacedor, le dio más brillo a mi sol, para que mi cielo finalmente tenga lo que amerita...Una semana. Un viaje. Otra realidad.